¡MIGRANTES, INMIGRANTES, REFUGIADOS Y
GENTE DESPLAZADA: ¡SOLIDARIDAD CON LOS TRABAJADORES DE LA SALUD!
¡SOLIDARIDAD CON LOS FAMILIARES DE LAS
VÍCTIMAS DEL COVID-19!
La Alianza Internacional de Migrantes
(IMA), una formación global de migrantes, inmigrantes, refugiados y
organizaciones de pueblos desplazados liderada por las bases, se une al mundo
en su lucha para superar la Pandemia de COVID-19. Además, estamos con aquellos
que creen que la pandemia no solo expone los imperfectos sistemas mundiales de
atención médica de los países imperialistas y sus neo colonias, sino que
también pone al descubierto la bancarrota del neoliberalismo capitalista y la
necesidad de un cambio de sistema.
Saludamos a los trabajadores de salud
que incluyen numerosos migrantes e inmigrantes que diariamente se exponen al
riesgo de infección por atender a los necesitados. Honoramos a quienes ya han
caído en el curso de su servicio, y lamentamos las decenas de miles de personas
que sucumbieron a la enfermedad.
Hasta hoy, la Organización Mundial de
la Salud reporta más de 1 millón de infectados de COVID-19 en 203 países con cerca
50.000 muertes.
En los países de destino con una densa
población de migrantes, refugiados y personas desplazadas, las llamadas de
organizaciones de base y proveedores de servicios para su inclusión en los
servicios y la protección continúan, ya que los gobiernos desean excluirlos de
la asistencia o ignorar su condición al formular políticas en respuesta al
COVID -19 crisis
Prohibiciones de viaje y encierros
están ocurriendo en todas partes. Si bien estas son medidas comprensibles, no
se ha realizado una investigación consciente del alcance del impacto en el
empleo de los migrantes y los posibles que se encuentran "atrapados".
Su inseguridad se duplica al preocuparse por el futuro de su empleo además de
su ansiedad por la salud.
Muchos migrantes también están
abandonados a su suerte para adquirir equipo de protección personal que pueda
reducir su riesgo de infección en sus trabajos. Con el sistema “usuarios pagan”
(en USA) implementado incluso en servicios de salud, los migrantes asumen los
gastos de protección individual pese a su escaso salario y el creciente apoyo
que tienen que brindar a sus familiares en sus países de origen que también
enfrentan dificultades debido a las políticas impuestas para abordar la crisis
COVID-19.
En estos momentos difíciles, son
criticas las condiciones de los migrantes indocumentados quienes ya estaban en
una situación vulnerable, incluso antes del brote. Miembros de IMA
(International Migrants Alliance) han reportado que los migrantes
indocumentados en Corea del Sur están teniendo dificultad para comprar
mascarillas porque se requiere identificación para poder adquirirlas.
Mientras tanto en Malasia, migrantes
indocumentados tienen miedo de salir para pruebas y exámenes por miedo de aprehensión
y detención. Las condiciones en detención son una preocupación en sí, por los
peligros que representa el hacinamiento y falta de salubridad. El gobierno
también ha requerido que los trabajadores extranjeros paguen por sus propias
pruebas y, si es necesario la hospitalización, que pone más presión en los
migrantes que no han tenido trabajo por semanas.
En Italia, migrantes indocumentados
viven con el temor de salir a adquirir productos para cubrir sus necesidades
debido al aumento de presencia policial y mayor control. En los Estados Unidos,
las redadas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas - ICE (siglas en
inglés) de migrantes indocumentados de quienes se sospecha, continúan, a pesar
de la propagación del virus.
Los Gobiernos de los países de llegada
de la migración, también han fallado en ofrecer y difundir información correcta
sobre el COVID-19 y las respectivas prevenciones en idiomas que entiendan los inmigrantes,
refugiados, y otra gente desplazada de sus países.
La discriminación y la xenofobia
también han sido reportadas especialmente en contra de asiáticos quienes están
siendo injustamente señalados como portadores del virus. Países donde las
trabajadoras domésticas migrantes se ven obligadas a quedarse con su empleador.
El pedido del empleador para que renuncien a su día libre también se señala
como injusto, ya que presenta a las trabajadoras domésticas inmigrantes como
portadoras si deciden tomarse el tiempo que les corresponde para descansar, que
no lo pueden hacer, si se quedan en la casa de su empleador.
La situación en los países de origen es
aún más grave, ya que estos son los países menos desarrollados con una
planificación e infraestructuras de salud aún más inadecuadas para enfrentar el
brote. Si bien se implementaron bloqueos en Filipinas e Indonesia, los
servicios de salud y económicos que los acompañan eran muy escasos, si no
totalmente ausentes. La evidente desigualdad también ha sido aún más evidente
con los pobres más gravemente afectados por las restricciones de movilidad, la
falta de pruebas y la falta de servicios de ayuda.
En países de Latinoamérica, la
situación es muy grave, Ecuador es el segundo país con mayor número de muertos
después de Brasil, donde el gobierno no ha adoptado medidas suficientes que
vayan a favorecer el mejor control de la Pandemia:
Sin dotar de instrumentos de protección
suficientes al personal de atención sanitaria, poniendo en riesgo el contagio y
la vida de quienes en primera línea combaten al virus:
Sin considerar que una gran parte de la
población tiene un trabajo informal, que vive del diario, y que por lo tanto no
tendrá recursos para cubrir sus necesidades básicas si continua el encierro
social.
Sin considerar que una gran parte de la
población de ecuatorianos y de inmigrantes venezolanos está constituida por
menores de edad, los cuales se encuentran en riesgo de desnutrición por falta
de alimentación.
Para migrantes, inmigrantes, refugiados
y las personas desplazadas, la solidaridad es aún más importante ahora, ya que
el COVID-19 ha expuesto nuestras vulnerabilidades e inseguridades aún más. La
condición que nos obligó a irnos y la condición con la que nos encontramos en
los países de destino no han cambiado y empeoraron por la implementación
continua de políticas neoliberales que han reducido a los inmigrantes a ser trabajadores
obligados a vender su mano de obra a menor costo y con escaso acceso a los servicios
públicos.
Elogiamos a las organizaciones de migrantes y a los
proveedores de servicios para migrantes en muchos países, las mismas que se han
unido para brindar ayuda a las personas gravemente afectadas por las políticas
destinadas a abordar el brote de COVID-19, al tiempo que plantean
constantemente inquietudes políticas a los gobiernos.
Al enfrentar COVID-19 con solidaridad entre los
migrantes y con los trabajadores y las personas tanto en el país donde estamos
como de dónde venimos, nunca olvidaremos que la lucha contra el virus es una
batalla que debemos superar para poder enfrentar la guerra más grande: contra
la migración forzada, la explotación capitalista, el saqueo imperialista y la
agresión. Esta es la guerra más grande que también tenemos que ganar para asegurarnos
de que si surge una crisis como COVID-19, un sistema y una estructura más
centrados en las personas estén listos para enfrentar la crisis.
Hoy más que nunca, es necesario estar más
unidos y mejor organizados para enfrentar la agudización de la presente crisis
económica de este sistema de opresión. Crisis que ya se venía anunciando desde
las cúpulas internacionales y nacionales del poder.
Todos los gobiernos se encontrarán
frente a dos alternativas: o toman medidas que disminuyendo las grandes ganancias
de los ricos y grandes empresarios solucionen el déficit presupuestario estatal
que se deviene o toman medidas antipopulares que afecten a las grandes mayorías
de trabajadores, maestros, pequeños empresarios, profesionales, etc. Además del
déficit estatal se viene el cierre de empresas y un paro forzoso debido a la
pérdida del poder adquisitivo del salario. La falta de trabajo y el chantaje permanente
a los trabajadores para aceptar condiciones de trabajo más difíciles y a menor
costo derivaran en más pobreza y desigualdad, estas son las grandes
consecuencias de los estragos del COVID-19.
La crisis económica que viene
atravesando el sistema capitalista en el mundo entero la deben pagar las Grandes
Transnacionales y el Sistema Financiero Internacional, y no los trabajadores y
el pueblo en general.
IMA Capitulo Ecuador
Abril 2020