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martedì 28 aprile 2020

IMA SOBRE LA PANDEMIA COVID-19


¡MIGRANTES, INMIGRANTES, REFUGIADOS Y GENTE DESPLAZADA: ¡SOLIDARIDAD CON LOS TRABAJADORES DE LA SALUD!
¡SOLIDARIDAD CON LOS FAMILIARES DE LAS VÍCTIMAS DEL COVID-19!

La Alianza Internacional de Migrantes (IMA), una formación global de migrantes, inmigrantes, refugiados y organizaciones de pueblos desplazados liderada por las bases, se une al mundo en su lucha para superar la Pandemia de COVID-19. Además, estamos con aquellos que creen que la pandemia no solo expone los imperfectos sistemas mundiales de atención médica de los países imperialistas y sus neo colonias, sino que también pone al descubierto la bancarrota del neoliberalismo capitalista y la necesidad de un cambio de sistema.

Saludamos a los trabajadores de salud que incluyen numerosos migrantes e inmigrantes que diariamente se exponen al riesgo de infección por atender a los necesitados. Honoramos a quienes ya han caído en el curso de su servicio, y lamentamos las decenas de miles de personas que sucumbieron a la enfermedad. 

Hasta hoy, la Organización Mundial de la Salud reporta más de 1 millón de infectados de COVID-19 en 203 países con cerca 50.000 muertes.

En los países de destino con una densa población de migrantes, refugiados y personas desplazadas, las llamadas de organizaciones de base y proveedores de servicios para su inclusión en los servicios y la protección continúan, ya que los gobiernos desean excluirlos de la asistencia o ignorar su condición al formular políticas en respuesta al COVID -19 crisis

Prohibiciones de viaje y encierros están ocurriendo en todas partes. Si bien estas son medidas comprensibles, no se ha realizado una investigación consciente del alcance del impacto en el empleo de los migrantes y los posibles que se encuentran "atrapados". Su inseguridad se duplica al preocuparse por el futuro de su empleo además de su ansiedad por la salud.

Muchos migrantes también están abandonados a su suerte para adquirir equipo de protección personal que pueda reducir su riesgo de infección en sus trabajos. Con el sistema “usuarios pagan” (en USA) implementado incluso en servicios de salud, los migrantes asumen los gastos de protección individual pese a su escaso salario y el creciente apoyo que tienen que brindar a sus familiares en sus países de origen que también enfrentan dificultades debido a las políticas impuestas para abordar la crisis COVID-19. 

En estos momentos difíciles, son criticas las condiciones de los migrantes indocumentados quienes ya estaban en una situación vulnerable, incluso antes del brote. Miembros de IMA (International Migrants Alliance) han reportado que los migrantes indocumentados en Corea del Sur están teniendo dificultad para comprar mascarillas porque se requiere identificación para poder adquirirlas.

Mientras tanto en Malasia, migrantes indocumentados tienen miedo de salir para pruebas y exámenes por miedo de aprehensión y detención. Las condiciones en detención son una preocupación en sí, por los peligros que representa el hacinamiento y falta de salubridad. El gobierno también ha requerido que los trabajadores extranjeros paguen por sus propias pruebas y, si es necesario la hospitalización, que pone más presión en los migrantes que no han tenido trabajo por semanas. 

En Italia, migrantes indocumentados viven con el temor de salir a adquirir productos para cubrir sus necesidades debido al aumento de presencia policial y mayor control. En los Estados Unidos, las redadas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas - ICE (siglas en inglés) de migrantes indocumentados de quienes se sospecha, continúan, a pesar de la propagación del virus.

Los Gobiernos de los países de llegada de la migración, también han fallado en ofrecer y difundir información correcta sobre el COVID-19 y las respectivas prevenciones en idiomas que entiendan los inmigrantes, refugiados, y otra gente desplazada de sus países.

La discriminación y la xenofobia también han sido reportadas especialmente en contra de asiáticos quienes están siendo injustamente señalados como portadores del virus. Países donde las trabajadoras domésticas migrantes se ven obligadas a quedarse con su empleador. El pedido del empleador para que renuncien a su día libre también se señala como injusto, ya que presenta a las trabajadoras domésticas inmigrantes como portadoras si deciden tomarse el tiempo que les corresponde para descansar, que no lo pueden hacer, si se quedan en la casa de su empleador.

La situación en los países de origen es aún más grave, ya que estos son los países menos desarrollados con una planificación e infraestructuras de salud aún más inadecuadas para enfrentar el brote. Si bien se implementaron bloqueos en Filipinas e Indonesia, los servicios de salud y económicos que los acompañan eran muy escasos, si no totalmente ausentes. La evidente desigualdad también ha sido aún más evidente con los pobres más gravemente afectados por las restricciones de movilidad, la falta de pruebas y la falta de servicios de ayuda.

En países de Latinoamérica, la situación es muy grave, Ecuador es el segundo país con mayor número de muertos después de Brasil, donde el gobierno no ha adoptado medidas suficientes que vayan a favorecer el mejor control de la Pandemia:
Sin dotar de instrumentos de protección suficientes al personal de atención sanitaria, poniendo en riesgo el contagio y la vida de quienes en primera línea combaten al virus:
Sin considerar que una gran parte de la población tiene un trabajo informal, que vive del diario, y que por lo tanto no tendrá recursos para cubrir sus necesidades básicas si continua el encierro social.
Sin considerar que una gran parte de la población de ecuatorianos y de inmigrantes venezolanos está constituida por menores de edad, los cuales se encuentran en riesgo de desnutrición por falta de alimentación.

Para migrantes, inmigrantes, refugiados y las personas desplazadas, la solidaridad es aún más importante ahora, ya que el COVID-19 ha expuesto nuestras vulnerabilidades e inseguridades aún más. La condición que nos obligó a irnos y la condición con la que nos encontramos en los países de destino no han cambiado y empeoraron por la implementación continua de políticas neoliberales que han reducido a los inmigrantes a ser trabajadores obligados a vender su mano de obra a menor costo y con escaso acceso a los servicios públicos.

Elogiamos a las organizaciones de migrantes y a los proveedores de servicios para migrantes en muchos países, las mismas que se han unido para brindar ayuda a las personas gravemente afectadas por las políticas destinadas a abordar el brote de COVID-19, al tiempo que plantean constantemente inquietudes políticas a los gobiernos.

Al enfrentar COVID-19 con solidaridad entre los migrantes y con los trabajadores y las personas tanto en el país donde estamos como de dónde venimos, nunca olvidaremos que la lucha contra el virus es una batalla que debemos superar para poder enfrentar la guerra más grande: contra la migración forzada, la explotación capitalista, el saqueo imperialista y la agresión. Esta es la guerra más grande que también tenemos que ganar para asegurarnos de que si surge una crisis como COVID-19, un sistema y una estructura más centrados en las personas estén listos para enfrentar la crisis.

Hoy más que nunca, es necesario estar más unidos y mejor organizados para enfrentar la agudización de la presente crisis económica de este sistema de opresión. Crisis que ya se venía anunciando desde las cúpulas internacionales y nacionales del poder.
Todos los gobiernos se encontrarán frente a dos alternativas: o toman medidas que disminuyendo las grandes ganancias de los ricos y grandes empresarios solucionen el déficit presupuestario estatal que se deviene o toman medidas antipopulares que afecten a las grandes mayorías de trabajadores, maestros, pequeños empresarios, profesionales, etc. Además del déficit estatal se viene el cierre de empresas y un paro forzoso debido a la pérdida del poder adquisitivo del salario. La falta de trabajo y el chantaje permanente a los trabajadores para aceptar condiciones de trabajo más difíciles y a menor costo derivaran en más pobreza y desigualdad, estas son las grandes consecuencias de los estragos del COVID-19.
La crisis económica que viene atravesando el sistema capitalista en el mundo entero la deben pagar las Grandes Transnacionales y el Sistema Financiero Internacional, y no los trabajadores y el pueblo en general.

IMA Capitulo Ecuador
Abril 2020

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